Historia clínica: Especial importancia a los traumatismos, accidentes, lesiones o cirugías que puedan haber alterado el normal funcionamiento de algún receptor nervioso.
Inspección visual: Alteraciones posturales, arcos de movimiento restringidos o dolorosos, patrones de movimiento alterados, etc.
Test ortopédicos y diagnósticos: Enfocados a conocer la naturaleza del problema y detectar posibles contraindicaciones al tratamiento susceptibles de derivar al médico especialista correspondiente.
Test musculares: Tratamos de encontrar músculos con una respuesta alterada y localizar los receptores disfuncionales que la provocan. Además, nos permiten entender la estrategia de compensaciones que el sistema nervioso ha llevado a cabo para protegerse.
Tratamiento: Consiste en provocar los estímulos disfuncionales y campensatorios y provocar un reflejo para “reprogramar” la información correcta.